Centro Eclesial de Documentación
Raíces y Horizontes de Antropología chapaca (Presentación del libro de Ananías Barreto.Primera parte)
Ha sido siempre hipótesis que ha guiado nuestros estudios, la convicción que los hechos sociales, culturales y económicos tienen su mejor archivo en el lenguaje (no solo verbal) de un pueblo. Por tanto, no hemos dudado que, para presentar el libro de Ananías Barreto: «Costumbres y creencias del Campo tarijeño” (Ed. Universidad Juan Misael Saracho, Tarija, 1993), debíamos sondear otros «documentos» sobre el folklore chapaco. Y nos ha sucedido que, con un simple giro telefónico a personas amigas, se ha llenado el «Centro Eclesial Documental» (Convento de San Francisco) de ilustres personajes, cada uno llevando su testimonio de afecto a este valle. Así, más allá de la alegría de conocerlos, lo que nos ha comprometido a escribir han sido precisamente sus cantares a la tierra, a los mayores y a la dignidad de la región de Tarija.
LA SANTA PASCUA COMO «ROSA PASCUA»
Andamos, en este Viernes Santo, desde Tarija hacia Padcaya. En el jeep hay personas que van para observar los ritos pascuales y otras para integrarse en la procesión, que llevará el Sepulcro del Señor por la calles del pueblo. El ambiente está penetrado de espíritu religioso y también los curiosos han asumido actitudes sacrales porque las fiestas son parte del calor del tiempo y del espacio. Estamos en la estación agrícola de la cosecha: van unos pocos días que ha terminado la vendimia; ahora la atención es para la papa mientras las mieses de maíz ofrecen choclos.
Humanismo y Teología popular en los paisajes navideños chapacos (Vivencias en la navidad de 1993)
Como sacerdote del convento de San Francisco, llegado de Cochabamba a Tarija en el mes de Noviembre, nos ha tocado la «obediencia» de vivir tantas Navidades cuantas son las comunidades rurales al santo de Asís. Se trata de 12 núcleos humanos, esparcidos en un radio de 70 kilómetros y en un territorio de configuraciones naturales bien distintas a entre ellas. Más que por los cerros, las diferencias están marcadas por el diverso correr de los ríos. Prácticamente los vados de agua, que se deben pasar en tiempo de lluvia, son 13 por las comunidades más alejadas, y 7 por las más cercanas. El rio Tolomosa es quien marca la división entre las zonas del Sur y las zonas del Norte. El rio Tolomosita, suave y andariego en su moverse entre piedras, no respeta siempre las previsiones de poder pasarlo o no por su conexión con la represa de San Jacinto, la importantísima reserva de agua, que, sin embargo, ha roto las relaciones entre los antiguos caminos de comunicación regional. Por su amplitud ha creado un clima húmedo, propicio a la agricultura. Alrededor de sus riberas están las denominaciones de Centro, Norte y de Oeste.